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Servicio de oración

Pastora Rebeca de Bertucci, 16 de abril de 2024

“(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.) Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, a su hermana ya Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba” – Juan 11: 2-6 (RV1960).

No nos soltemos de las manos y la dirección de Dios, pues solo en Él estaremos seguros con Su amor, gracia y confianza.

No pierdas el foco y desvíes tu mirada de Cristo, en el cual debemos mantener nuestra mirada.

Cuando siente que Jesús es indiferente, Él se prepara para derribar toda dificultad presente y liberarte.

A pesar de lo que pueda pasar, Dios siempre estará allí, porque en esas circunstancias difíciles te hacen más fuerte.

Dios forma a guerreros en las circunstancias más difíciles, porque no se trata de sentir sino de creer y confiar, porque si Él prometió, Él lo cumple.

“Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová” – Salmos 34:19 (RV1960).

No dejes de creer que Dios sigue obrando aun en los peores momentos de tu vida, en Él está tu seguridad porque Él cree en ti.

Aquellos que a pesar de las circunstancias duras siguen amando a Dios y luchando por mantenerse firmes en la fe, son quienes han ganado un nivel de honra mayor.

El Señor es quien levanta tu cabeza y te llena de fuerzas cada día, aunque sientas desmayar, es una manifestación sobrenatural del cielo sobre tu vida.

Quienes conocen a Dios y saben la magnitud de su poder, no se rinden y confían plenamente en Él.

“Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima” – Juan 11:38 (RV1960).

La circunstancia difícil no es para siempre, porque tiene un límite de tiempo y cada día estás más cerca de salir de la cueva en la que la circunstancia difícil te ha puesto, solo tienes que creer que Jesús todo lo puede hacer posible.

Dios siempre estará enviándote palabra de vida para alimentar tu fe para seguir creyendo.

Anímate a descubrir lo que hay en tu interior ya cree que Dios tiene un plan de bien para tu vida, espera pacientemente en Él, porque Cristo es nuestra seguridad y no te va a abandonar.

“Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias” – Isaías 54:7 (RV1960).

“Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia” – Romanos 4:18 (RV1960).

En el último minuto, en donde se desvanecen tus fuerzas, Dios se va a aparecer, porque Él siente tu dolor.

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” – Juan 16:33 (RV1960).

Ten la convicción de que Jesús ya se está preparando para liberarte y hacerte vencedor de esa circunstancia, mantente firme en lo que has creído que Dios es capaz de hacer a tu favor.

Cuando guardas silencio y deja que Dios pelee por ti, la autoridad del Señor se revela y cambia las circunstancias.

Deja que Dios actúe y verás resucitada la esperanza que creías muerta, porque a causa de tu constancia en medio de la aflicción, tu milagro ya está próximo a cumplirse.

Es necesario que, en medio de este tiempo, la esperanza y la fe sea contagiosa de unos a otros.

“pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él” – Juan 11:10 (RV1960).

“Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir” – Juan 11:43-44 (RV1960).

No hay nada mejor que reposar en la tranquilidad y la paz que Dios otorga en tiempos difíciles, porque el mismo Jesús venció para que tu fueras un vencedor sobre cualquier circunstancia.

Atrévete a caminar en fe porque nada te detiene de avanzar a un tiempo mejor, porque el proceso ya está llegando a su final.