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Servicio de oración

Pastor Francisco Barrios

Martes 30-08-2022

 

En el Edén, cuando Adán junto a Eva desobedecieron a Dios, adquirieron una conciencia, que la Biblia llama del bien y del mal. La conciencia, que viene de Adán, nos hace tener conocimiento de que está bien y que está mal, no se necesita que alguien nos enseñe lo correcto e incorrecto. Por lo tanto, entendemos por nuestra conciencia que cuando hay pecado, éste debe ser castigado.

Muchas personas se autocastigan cuando sienten que han pecado, o han fallado, lo vemos en la vida de Pedro, cuando negó a Jesús tres veces (Mateo 26:69-75), su conciencia inmediatamente le acusó producto de su propia decepción, esto lo lleva a autoexiliarse de la presencia de Dios, y volver al lugar del que Jesús lo sacó; renunció a su llamado apostólico, pensó que no merecía servir más a Dios ni ser un apóstol. Había fallado, le había negado, no una vez, sino tres veces, por lo que se aleja y se va a pescar. Pero Jesús, en su resurrección va hacia Pedro, lo restaura nuevamente, llevándolo a su lugar apostólico, y Pedro más nunca volvió alejarse de Él (Juan 21:1-23).

Muchos se autoexilian de la presencia de Dios, se castigan a sí mismos, porque su conciencia entiende que el pecado debe ser castigado. Cuando tenemos una conciencia que espera castigo, estamos bajo condenación.

Muchos creyentes y aún no creyentes viven vidas de derrotas, precisamente por la condenación y el autocastigo, sabotean sus propios éxitos, porque sienten que sus fallas y errores los excluyen de allí, y no merecen avanzar por la condenación y la culpa, que son prisioneros de la fe. Muchas personas, creyentes y aún no creyentes viven en culpa y condenación, porque tienen una conciencia que les acusa o les aprueba.

Ahora bien, dice la Palabra de Dios, que un creyente que realmente conoce a Jesús, que entiende lo que Él hizo en la Cruz del Calvario, puede combatir la conciencia de culpa o condenación que trae su propia conciencia o el que le presenta satanás, la puede rechazar a través de la revelación de lo que Jesús hizo en la Cruz del Calvario.

Hebreos 10:22: “Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. La culpa y la condenación la pueden rechazar a través de lo que Jesús hizo en la cruz del calvario”.

En vez de ser conscientes del pecado, podemos ser conscientes del perdón a través de lo que Jesús hizo en la Cruz del Calvario, podemos ser conscientes que en Cristo Jesús somos justificados, incluso, cuando fallamos.

Nuestra conciencia está alimentada por lo que hacemos, es decir, si hacemos obras buenas, somos buenos, pero si obramos mal, somos malos, pero realmente la Biblia nos enseña que debemos alimentar nuestra buena conciencia, no por lo que hacemos, sino por lo que Jesús hizo en la Cruz del Calvario.

Una de las estrategias más poderosas de satanás es acusarnos, la Biblia le llama, “el acusador de los hermanos” (Apocalipsis 12:10), satanás es un fiscal de la Ley, un experto en condenar, porque fallamos y cometemos errores.

La ciencia moderna ha demostrado que la culpa y la condenación es una raíz de muchas enfermedades en nuestro cuerpo, y no solamente de enfermedades físicas, sino psicológicas. Los psicólogos han identificado la culpa como una de las grandes raíces de enfermedades que los seres humanos padecen, y de allí proviene la alta tasa de baja autoestima.

Hay personas que nos se les ha revelado la justicia de Dios, sino la propia, sino la propia

Las personas cuando alimentan su buena o mala conciencia de lo que hacen, cuando hacen cosas para Dios son peligrosos, porque sienten que esa búsqueda de Dios, los coloca sobre la estima de los demás, y es por ello que se observan personas que se aíslan, que ya no quieren compartir con los demás, porque sienten que caminan sobre una nube, que son mejores que los demás, comienzan a desacreditar porque se fijan en las debilidades, pero cuando estudiamos la vida de Jesús, conocemos que en las noches Él oraba, buscaba a Dios y cuando bajaba del monte, andaba con la gente, comía con pecadores.

A Jesús, la búsqueda de Dios, no lo aislaba de la gente, lo conectaba con ellos, no porque venía de la montaña, de orar toda la noche, entonces no me junto contigo, ni contigo me voy a juntar con lo mejor, solamente con lo más santo, no”. Es por eso lo que confrontaba a los religiosos, era que Jesús comía con publicanos y pecadores, después de haberse metido en ayuno y en oración. Porque su conciencia no estaba alimentada por con quien se reunía o con quien hablaba, o con quien comía, su conciencia estaba alimentada por Dios.

Lucas 15:2: “Y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come”.

¿DE QUE SE ALIMENTA TU CONCIENCIA?

¿De qué está alimentada tu buena conciencia? Porque, ahora en este lugar, hay congregados muchos, el cual nos somos tan perfectos, que hemos cometido muchos errores, que tenemos miles de defectos, que mucha gente que está llena de situaciones y al momento que va a orar, satanás te va a decir, y si no te lo dice él, probablemente te lo manifieste el hermano que está a tu lado, y si no te lo dirá tu esposa (o), o tus hijos.

Porque allí mismo, la voz de satanás que es un experto en disfraz te va a hacer creer que es la voz del Espíritu Santo, y tu escucha esa voz, ya sea de tu conciencia o ya sea de satanás acusándote, y te va a decir que es el Espíritu Santo, que te está recordando “que tú no sirves, tú fallaste” …, Porque el trabajo del Espíritu Santo es redargüirte a ti de tu pecado. Y cuando vas a orar, cuando deseas clamar por un milagro, o vas a interceder por sanidad empleando tu fe, inmediatamente viene a ti el recuerdo de tus fallas y errores, y que no mereces recibir, para anular tu fe.

Y te va a decir esa voz, que es la voz del Espíritu Santo, pero en la Biblia dice que el Espíritu Santo redarguye del pecado. El problema es que Satanás siempre te va a tratar de engañar con la misma Biblia. Porque eso, no es lo que dice la Biblia. Porque cuando Jesucristo habló del Espíritu Santo.

Juan 16:7: “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré”.

Observen la palabra con que Jesús describió al Espíritu Santo, CONSOLADOR que significa: confortar, animar, alentar, aliviar la aflicción o tristeza. Alguien que te recuerda que no sirves, alguien que te recuerda que pecaste, no te está aliviando, no te está consolando, no te está ayudando, el nombre no va él. Si Jesús le llamó CONSOLADOR, no es acusador, a quien le llama acusador es al Diablo, a quien le llama CONSOLADOR es al Espíritu Santo. Por lo cual, no podría el Espíritu Santo estar constantemente recordándote tus pecados, porque no va con su nombre.

Juan 16:8-9: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio; de pecado, por cuanto no creen en mí”.

¿A quién se refiere Jesús?

A los que no creen, por lo tanto, el trabajo del Espíritu Santo es convencer al no creyente de sus necesidades en Jesús, haciéndole consciente que el único que le puede perdonar los pecados se llama Jesús, que las personas no pueden ser libres de pecados por sólo hacer obras buenas. Y si haces muchas obras buenas, pero no crees en Jesús, tus pecados no son perdonados, sólo es a través de Jesús. Así que, el Espíritu Santo redarguye de pecado a los que no creen. – ¿Cuántos creen en Jesús?

Juan 16:10: “De justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más”.

En esta oportunidad, “y no me veréis más “¿a quién se refiere Jesús? A los discípulos, “de justicia” se refiere a los creyentes, ¿y qué hace el Espíritu Santo? Se encarga de redargüir al que no es creyente de que necesita a Jesús, y de redargüir al creyente de la justicia de lo que él es ahora por lo que Jesús hizo en la Cruz del Calvario. No es por justicia propia, no es por justicia de mis obras, es por la justicia de la obra de Jesús en la Cruz.

Así que, como Satanás es un fiscal de la Ley, que todo el tiempo te está acusando; es un experto acusador, de tus fallas, de tus errores. Jesús cuando va a morir dice: “no los puedo dejar con el acusador y con la conciencia que ya ustedes tienen del bien y del mal; yo necesito dejar al representante mío en esta tierra, al Espíritu Santo, Él se va a encargar” de todos sus males.

Ni los médicos, ni los psicólogos saben cómo luchar o subsanar el estado de culpa y de condenación; no hay una pastillita para ese tipo de dolor; no existe un medicamento que tomes y te quite la culpa, la condenación y la baja autoestima, porque son problemas, cuya raíz está en lo espiritual.

Ahora bien, la forma que tiene Jesús para combatir este tipo de enfermedades es al Espíritu Santo, quien está en esta tierra para hablarte a ti de Jesús y recordarle al creyente constantemente de su redargüir.

¿Qué hace y dice Jesucristo? Yo voy al Padre, pero no los voy a dejar huérfanos, no los dejaré solos, yo dejaré a mi representante que va a combatir lo que hace el acusador. Porque, así como en un juicio, tú tienes al fiscal acusando, también tienes al abogado defensor, y la biblia dice: “que, si alguno pecare, abogado tenemos, para con Dios el Padre a Jesucristo” (1 Juan 2:1).

LA LEY MATA, MAS LA GRACIA VIVIFICA

No estamos bajo la ley, estamos bajo la gracia, ya no es más leyes de juicio del antiguo pacto, sino bajo la Gracia del nuevo pacto que es en Cristo Jesús. Y bajo esta gracia Venezuela no tiene que vivir en condenación porque ya uno fue condenado, Jesús, fue condenado en una Cruz, recibió el pagó de nuestra paz. Y si ya Él pagó, Venezuela no debe pagar, tú no debes pagar, tu familia no debe pagar, y desatar esa Gracia (favor inmerecido) solamente creyendo, es así de fácil, tan simple que no podemos creerlo.

2 Corintios 3:6: “El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, más el espíritu vivifica”.

Isaías 53:5: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.

De justicia por cuanto yo voy al Padre, Juan 16:10 (RVR1960), el Espíritu Santo siempre nos va a redargüir de la justicia de lo que Jesús hizo, y te va a recordar a ti, cada vez que el diablo te diga: “no ores por Venezuela porque estás perdiendo el tiempo, no ores por tu familia porque tu fallaste ayer, y tu fallaste hoy, Dios no te va a escuchar, porque no mereces ser escuchado”, y el Espíritu Santo lo que va a hacer es recordarte las palabras de Jesús porque cuando Jesús habló del Espíritu Santo dijo: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 16:13).

Por eso es, mientras que usted busque más al Espíritu Santo, para saber del Espíritu Santo, más se te va a esconder. Porque el Espíritu Santo no fue dado para hablar de Él y el Espíritu Santo fue dado para testificar de Jesús. Él no esta en la tierra para hablar de sí mismo, está en la tierra para hablar de Jesús. Porque Jesús es la solución para liberar la conciencia de pecado y a la obra de satanás.

El Espíritu Santo no murió en una cruz, el que murió en una cruz se llama Jesús. El Espíritu Santo va a combatir la conciencia de culpa y de condenación a través de lo que Jesús hizo en la cruz, así que Él va a recordarle la obra expiadora de Jesús en la Cruz del Calvario para que nuestra fe sea liberada en oración.

Me sorprende el hecho de las personas que hablan y realizan libros sobre el Espíritu Santo y no nombran a Jesús, porque no hay manera de que vayas al espíritu santo, Él te hable y no te hable de Jesús. Porque si no lo hace, entonces no es el Espíritu Santo, el no hablará de sí mismo, el dará testimonio de Jesús.

El Espíritu Santo no quiere que le canten a Él, que lo vean, que lo busquen a Él, ni que lo glorifiquen, lo que el Espíritu Santo desea es que hables, canten y glorifiquen a Jesús porque fue quien murió en la Cruz del Calvario. Es por eso que es tan importante el Espíritu Santo en nuestras vidas, porque constantemente Él está anulando la obra de Satanás, que es el fiscal que te está condenando por tus fallas y por tus errores, y le está diciendo a tu conciencia “tú fallaste, tú mereces ser castigado, tú debes autoexiliarte de la presencia de Dios, tú no deberías orar a Dios por nada, ni esperar un milagro porque no lo mereces”, y en cierta forma tiene razón, no lo merecemos, pero ya alguien padeció y pagó el precio, para que tú y yo si lo merezcamos.

Así que el Espíritu Santo te va recordar, no tu obra, no tu falla, sino la obra de Jesús en la Cruz del Calvario, y te dirá: “consumado es”, Él pagó el precio, para que hoy seas bendecido, porque Dios no te oye por tus obras, sino por la obra expiatoria que hizo Jesús.

Juan 16:13: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

Espíritu santo revela la gracia de Jesús, es el representante de Jesús. Alguien lleno del espíritu santo es humilde y busca proyectar, adorar y servir a Jesús para glorificarlo en todo momento. Lo que le molesta a Satanás es el aguijón que Dios estableció para derrotarlo, un ser imperfecto para alguien que se cree perfecto, el sello de la perfección de Dios, ¿pero sabes que hizo el sello perfecto? Como no tuvo un aguijón para balancearlo se creyó semejante a Dios. Es por ello que la molestia de satanás lo derrote alguien imperfecto porque no cree en esa imperfección sino en la obra perfecta y consumada que hizo Jesús en la Cruz del Calvario.

Cuando buscan a Dios no te jactas de ti mismo, no te aíslas, más te hace amar a la gente.

Lucas 7:36-39: “Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora”.

El alabastro era un perfume costoso, para ahorrar, en aquellos tiempos en la ley quienes tenían contactos con algo muerto o pecador te contamina, porque en la ley lo que tocas te contamina, pero en la gracia lo que tocas te santifica. La gracia al más imperfecto lo hace perfecto, pero en la ley al más perfecto lo hace imperfecto.

Lucas 7:40-47: “Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas esta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas esta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas esta ha ungido con perfume mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama”.

Jesús dijo el perdón… si te perdona poco, pocas amas, si se te perdona más se te ama más. Por su obra me libero de toda opresión y fui perdonado, la obra del espíritu santo es recordarte cuanto Dios te ama, y ya no vives con y una conciencia de pecado, discriminándote y despreciándote, pero cuando te das cuenta una conciencia libre un corazón libre de mala conciencia se te revela la obra de Jesús y más amas.

Jesús unió el perdón al amor, porque si se te perdona más, más ama, pero si se te perdona poco, pocas amas. Cuando se revela a cada uno que Jesús en la Cruz pagó mi culpa y que no haya manera que por obras se puedan expiar los pecados, y que no, sea tan bueno, pero Jesús nos liberó y somos perdonados, cuando se ama.

La obra del Espíritu Santo es crear en ti conciencia de cuanto Jesús te ha perdonado y que eres merecedor de todas las promesas de Dios, no por lo que tú hiciste sino por lo que Jesús hace e hizo en la Cruz. Y cuando te das cuenta y comienzas a tener un corazón libre de mala conciencia.

Hebreos 10:22: “Lleguémonos con corazón verdadero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua limpia”.

Cuando alguien es sanado o bendecido es por la gracia de Jesús no es por la perfección de obras. Así que dile al fiscal acusador, que te lanza dardos, que te lleva a la ley, que no será más escuchado, porque la ley condena al mejor de nosotros, pero la gracia al mejor, salva. Porque no es por obras para que nadie se gloríe.

Efesios 2:9: “No por obras, para que nadie se gloríe”.

Jesús es el rey de gracia, es el rey de tu vida y es a quien oras y por Él, Nombre sobre todo nombre, y mientras oras el Espíritu Santo te dará el testimonio de lo que Jesús hizo en la Cruz del Calvario. Él es mejor que nosotros, y puedes ser oído, no es una élite, no es una curia religiosa, Jesús dijo: que para el que cree, todo le es posible y podrás alcanzar las promesas de Dios. Eres un instrumento de Dios liberando tu fe, si crees en lo que Dios hizo, liberándote de tu mala conciencia, luchando tus milagros.

Deuteronomio 28: 2: “Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, cuando oyeres la voz de Jehová tu Dios”.

Marcos 9:23: “Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo es posible”.

Marcos 16:18: “Quitarán serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”.

Recibe la abundancia de la gracia y el don de la justicia. Yo soy justo por un regalo, usted va a reinar en vida, abre tu corazón y recibe la abundancia de su gracia, gracia de liberación, de sanidad, y recibe el regalo de su justicia. Jesús te limpió de todo pecado, y te da acceso al trono para hallar oportuno socorro en su presencia.

Romanos 5:17: “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”.