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La Fe en Su Sangre

Pastor Javier Bertucci,

07 de abril de 2024

 

“siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” – Romanos 3:24-26 (RV1960).

Nuestra justificación no proviene de nuestros actos, sino que proviene del cielo y de lo que creemos que Jesús hizo por nosotros.

Jesús por medio Su gracia nos hizo justos, la cual es de alto valor debido Su sacrificio y es completamente gratis.

Conocer el verdadero significado de la justificación en Jesús nos hace libres de la religión.

Saber el poder que tiene la sangre de Jesucristo sobre tu vida te permite vivir en bendición y nadie te puede maldecir.

En este tiempo es crucial conocer lo que verdaderamente nos santifica, la cual no proviene del mundo o de un hombre, sino por medio de la fe en la sangre de Jesús, gracias a Cristo hemos justificados y santificados.

“Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre” – Mateo 15:20 (RV1960).

Tengamos presente siempre la verdadera identidad de Jesús, como Salvador, como el Mesías que vino a morir por la humanidad, que resucitó y que volverá, no cambiemos nuestra identidad como cristianos aun conociendo la verdad.

La decisión de seguir a Cristo no debe estar regida por amenazas, debe tener siempre presente el amor y la fe como prioridad.

El trabajo de la iglesia es predicar del amor y el perdón de Cristo, no la condenación que establece la religión.

“para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” – Juan 3:15 (RV1960).

Jesús es nuestra silla de misericordia, la cual nos dio acceso a la salvación y a un pacto nuevo con el que hemos podido reestablecer una relación íntima con Dios por medio de la fe en Él, que nos libró de la muerte y nos dio la vida eterna.

“Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré. Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel” – Éxodo 25:21-22 (RV1960).

La misericordia está sobre la ley siendo Dios el proveedor de la gracia que la humanidad necesita.

“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” – Hebreos 4:16 (RV1960).

Tu lugar está sobre satanás, con el poder de Dios ejerciendo autoridad y en el cual no puede hacerte daño.

Nada en este mundo tiene más poder que la sangre de Cristo en la cruz.

“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” – Santiago 4:7 (RV1960).

No podemos vivir bajo el miedo de los preceptos de la religión, pues quien conoce a Cristo conoce la verdadera libertad.

“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” – Juan 8:32 (RV1960).

“Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona” – Levítico 17:11 (RV1960).

Solo la sangre de Jesús nos puede limpiar y expiar de una vida pasada para darnos una vida nueva en Cristo.

El cristianismo no está basado en sacrificio de animales, sino en el sacrificio del hijo de Dios por medio del nuevo pacto, en el cual debemos canalizar nuestra fe.

Hay poder en la sangre de Jesús, fuera de eso no hay nada que tenga un poder mayor.

El derramamiento de la sangre de Jesús es la validez de un cambio absoluto en las personas, que les hace ser mejores cada día y les hace tener una mejor conciencia como personas.

La garantía de mi cuidado y mi paz absoluta está en las gotas de sangre que Jesús derramó por amor a mí, no hay nada que el mundo pueda ofrecerme que se iguale o sea más poderoso que el sacrificio de Cristo.

“Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” – Mateo 6:26 (RV1960).

Jesús es mi paz.

“En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” – Salmos 4:8 (RV1960).

La agonía de Jesús es la seguridad de mi paz y mi descanso absoluto depositando mi confianza en Él, porque no hay nada que Su amor y Su gracia no cubran en mi vida para mi bien.

Cada lugar en el cual Jesús fue herido me dio a mi la libertad infinita de vivir una vida plena en el amor de Dios, teniendo acceso a Su poder, disfrutando de Su presencia, teniendo la seguridad de que obra a mi favor y que su Santo Espíritu está a mi lado.

No hay sacrificio más grande en todo el universo que el que Jesús hizo por causa del amor a la humanidad, nada le puede igualar, y nada más tiene el poder de cambiar a una persona que este sacrificio.

Mi confianza en Jesús no está en el cumplimiento de Sus promesas, sino en la demostración diaria de Su amor hacia mi vida y de la cual también puedo dar testimonio a otros sobre Su bondad.

Dios es nuestro descanso, nuestra paz y nuestra certeza de que en Él todo es posible.