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Él te llama

Pastor Javier Bertucci

Domingo 12-06-2022

 

 

Marcos 10:46-47: “Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!”

El significado del nombre “Bartimeo”, es “hijo de Timeo”, con esto la Biblia nos muestra el poco valor que sus padres le tenían. Bartimeo no tenía nada que ofrecer, solo se dedicaba a mendigar, y lo único que lo calificaba para recibir una sanidad, era que estaba enfermo.

Marcos 10:49-52: “Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.”

Jesús llamó a Bartimeo para que se levantara de su condenación y tuviera confianza, porque cuando Él nos llama, lo hace para que recobremos nuestra esperanza, y dejemos atrás todo pensamiento negativo acerca del futuro. Muchos cristianos ven el futuro tan oscuro como lo hacía Bartimeo, quien no tenía esperanzas del presente, ni del futuro. Hay cristianos que, por causa del fracaso, del engaño y del dolor, dejaron de tener una visión espiritual y emocional. Sin embargo, cuando Jesús llega, no solo sana de forma física, también sana el alma y las emociones.

Juan 11:28,32-35: “Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama. María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió. Jesús lloró.”

Nuestras lágrimas de dolor, generan en Dios compasión y misericordia. Jesús no tiene la capacidad de ser inmune a nuestra desesperación, la Biblia cuenta que Él se conmueve cuando nos ve llorar, al punto de llorar con nosotros. En Juan 11:35, se refleja la compasión que hay en el corazón de Jehová, sin importar las razones por las cuales estemos sufriendo, Él nos acompaña y nos consuela en medio del dolor.

Juan 11: 38-40:“Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?

Somos llamados por Jesús para resucitar todos los sueños y esperanzas que están muertos en nosotros. Sin embargo, si vivimos bajo la piedra de la Ley, no podremos ver la resurrección que viene por la gracia. Nosotros debemos quitar la Ley, porque es nuestra decisión vivir o no bajo el Antiguo Pacto. Solamente cuando empecemos a vivir bajo la Gracia, es que experimentaremos la verdadera libertad en Cristo. Dios nos desea libres para poder avanzar al gran futuro que Él tiene para nosotros.

Apocalipsis 3:20: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”

Dios busca relación y comunión con nosotros, con esa intención somos llamados por Él. Cuando recibimos a Jesús, Él entra en nuestra vida, pero debemos darle permiso para que se entrone en nuestro corazón. La relación de intimidad trata de honestidad, de vulnerabilidad. El amor que Dios nos ofrece es algo que va más allá de las normas y reglas de una iglesia, es un amor que trasciende a una verdadera relación.