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Orando por la salvación de los perdidos

(Martes 28-04-2020)
Pastor Yobany Blanco

Hechos 2:38-42: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícense cada uno de vosotros en el nombre Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.”

Cuando oramos correctamente algo sucede en el mundo espiritual, cambios notables se gestan en la sociedad, y hay salvación abundante, que es el propósito más grande que perseguimos. La Iglesia primitiva pudo no solo captar el corazón de Jesús, sino que muchos procedieran al arrepentimiento. Hay muchas situaciones que hoy nos motivan a orar, pero no podemos perder de vista el propósito principal para el cual Dios nos llena con su Santo Espíritu, nos equipa y nos unge, el cual es que seamos testigos de la salvación y resurrección de Jesucristo para que podamos predicar su Evangelio.

La dinámica es la siguiente: oramos, predicamos y servimos con amor a la gente en la sociedad. Una Iglesia que ora no hay situación, crisis o virus que la puedan encerrar, porque su fe, visión y pasión la empujan a que tenga acciones de amor y servicio, pero también de predicación del mensaje de Jesús. Hoy más que nunca los corazones están abiertos para recibir a Jesús como su Señor y Salvador, el momento actual le está dando una gran lección a la humanidad, y es que debemos darle más importancia a lo que tiene valor eterno, debido a que la vida no consiste en los bienes materiales que se adquieren en la Tierra, porque si el alma se pierde no tiene sentido la vida.

Es momento de que la Iglesia de Jesucristo se levante con fuerza, pero esto solo puede suceder cuando en oración se recibe la gracia, la unción, el equipamiento, el poder y la fuerza para romper los límites. Como pueblo de Dios no nos dejemos encerrar, podemos ser un ente y agente de salvación para nuestra familia en este momento, usemos los recursos y medios que tenemos a la mano. Podemos hacer mucho más cuando oramos correctamente.

Cuando oramos correctamente cambios comienzan a suceder, un gran hombre de Dios dijo: “Cuando hay mucha oración en el mundo, este será mejor, pero cuando hay poca, el mundo será peor”; los acontecimientos mundiales actuales nos deben empujar a orar más, debido a que la oración baja lo niveles de maldad y trae la presencia de Dios a la Tierra, pero tenemos que incrementar la oración para que la maldad descienda y podamos tener un mundo mejor, un mundo donde el Reino de Dios se manifieste y haya paz en las naciones.

El mundo se deteriora socialmente porque la Iglesia baja en la oración, si no somos conscientes de nuestra responsabilidad, entonces el mundo va a entrar en decadencia y buscaremos culpables, pero la responsabilidad es de quienes conocemos el poder de la oración. Cuando oramos correctamente el mundo comienza a ser influenciado para salvación, y es necesario tenerlo presente. Lo que está sucediendo tiene un por qué, y nos brinda una oportunidad para tocar miles de vidas con el mensaje de Jesús. El mundo está cambiando, las cosas no van a ser de la forma que eran antes, pero en medio de los cambios Dios abre oportunidades para llevar en una mayor proporción e impacto el mensaje de salvación.

La oración nos saca de la comodidad y de las excusas, y nos empuja a la acción, a poner nuestra fe en práctica para alcanzar a miles de vidas para el Reino de Dios. Ahora bien, en aquello que nos enfocamos a orar, será sobre eso que tendremos fuerza, y que finalmente desarrollaremos las acciones. Hacemos lo que oramos, si oramos, accionamos; pero si no oramos, tendremos una excusa para no hacerlo. Si oramos por la salvación de nuestros familiares constantemente, el Espíritu Santo nos empujará a predicarles, y nos va a brindar la oportunidad de llegarles al corazón. Hacemos lo que oramos, y además, hallamos gracia y fuerza para lograr los objetivos que nos hemos propuesto. ¿Cuál es la prioridad de nuestra oración en este tiempo? ¿Hemos puesto en orden nuestros motivos de oración de acuerdo a lo que Dios quiere, o estamos orando solo lo que queremos?

Si queremos un proyecto de salvación y arrepentimiento para las naciones de la Tierra, debemos entender que debemos ordenar nuestra prioridad, y orar con fuerza para que en el lugar en el que estemos la gracia de Dios empiece a arropar, traer salvación, vida eterna y milagros. Hoy Dios ha abierto un momento especial para que milagros, señales, prodigios y sanidad sean hechas por el pueblo de Dios, mediante el poder del Espíritu Santo, porque no donde abundó la maldad, sobreabunda la gracia.

Las condiciones de la primera Iglesia eran mucho más adversas de las que estamos viviendo hoy, ellos estaban amenazados de muerte, fueron esparcidos, perseguidos, trataron de arrinconarlos, pero su fe y oración los empujó a buscar a Dios, y a pedir valentía y denuedo para seguir haciendo la obra de Dios; la valentía viene de la fuerza de la oración. Qué sucedió con la predicación de la primera Iglesia, Dios daba testimonio por medio de señales, prodigios y milagros, consecuencia de la valentía y osadía que venía por la oración de este pueblo. Podemos ver la gloria de Dios en este tiempo a pesar de las limitaciones.

La oración dirigida por el Espíritu Santo nos enfoca en la voluntad de Dios y evita distracciones a nuestra fe. En este momento estamos viviendo muchas cosas en lo natural, pero Dios nos está diciendo: “permite que sea el Espíritu Santo el primer invitado a tu oración para que Él te guie a mi voluntad”. Dios tiene una visión, Él tiene un propósito con nosotros, y cuando oramos debemos pedir que el Espíritu Santo nos enfoque hacia lo que Él quiere hacer con nuestras vidas, y con las naciones de la Tierra.

Debemos ordenar nuestras prioridades de oración por medio del Espíritu Santo, porque si Él nos hace orar correctamente, tendremos la motivación correcta, y no estaremos buscando nuestra prioridad, sino que estaremos orando la voluntad del Padre, así que nuestra motivación será correcta, no errada. Ahora bien, Cristo vino al mundo a salvar a los pecadores, a limpiar con su preciosa Sangre el pecado de la humanidad, para que todo aquel que en Él crea, y le confiese como su Señor y Salvador, pueda alcanzar la salvación, esto fue lo primero que captó la Iglesia primera.

Debemos hacer lo que Jesús hizo, debemos ir a la gente, predicar el Evangelio, transmitir el mensaje de salvación, ser valientes y osados, porque así se caracterizó Jesús. La Iglesia primera no estaba limitada a templos, por las casas empezó a transmitir el mensaje y a procurar un avivamiento en todo lugar, iban de dos en dos, y a donde llegaban, se encendía un poderoso avivamiento, las ciudades empezaban a ser sacudidas por el poder de Dios, y a levantarse iglesias de poder. Dios nos está diciendo hoy: “La mies está lista para la cosecha”, pero necesita de una Iglesia valiente que empiece a orar con determinación y con la llenura del Espíritu Santo por la salvación de los pecadores.

Hechos 5:40-42: “Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.”

Vamos a aprovechar esta oportunidad, porque Dios tiene un plan en medio de esta circunstancia, y orando vamos a tener de claridad de la visión de Dios.

Habacuc 2: 1-3: “Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja. Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.”

La oración nos da visión de lo eterno y no solo de lo terrenal. No podemos permitir que las circunstancias nos hagan dudar, debemos afianzarnos en Dios y esperar su respuesta, porque cuando oramos correctamente obtenemos respuesta de Dios.