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El poder de la oración en la angustia

Pastores Maribel y Francisco Barrios

Martes 09-03-2021

Cuando nuestra vida se ve afectada por la angustia, nuestro deseo por la oración se ve disminuido, debido a que la adversidad poco a poco nos va desgastando, pero cuando estos momentos lleguen, no hagamos lo que el desánimo o la desesperanza nos dicen, sino lo que Dios nos pide, oremos, confiemos en Él y dediquémosle tiempo para que veamos grandes resultados, porque la oración es un arma poderosa para abrir el cielo y traer nuestro milagro. Muchas veces estamos llevando las pesadas cargas que nos generan las adversidades, las angustias, las enfermedades, las dificultades financieras, los fracasos y los pleitos familiares, los cuales gastan nuestra energía, y es aquí la importancia de la oración, porque no es solamente para ganar cosas, sino para soltar cosas, porque a través de ella podemos perder las cargas del pecado y la angustia, Jesús dijo: “Venid a mi todos los que estéis trabajados y cargados, y yo los haré descansar” (Mateo 11:28).

Pastora Maribel Valbuena

Si vemos la oración como algo rutinario, vamos a tener desánimo para orar en medio de la dificultad, pero si la vemos como una necesidad de desahogo, de hablar con nuestro Padre bueno y bondadoso, quien nos va a ayudar, será algo totalmente distinto. Dios quiere tomar nuestras cargas, así que nos invita a soltarlas, porque su deseo es ayudarnos en nuestros problemas, porque qué padre si su hijo le pide ayuda, no le va a tender la mano y se va a preocupar por él, todo padre lo va a hacer, entonces, qué diferencia hay en nuestro Padre que está en los cielos, Él nos va a socorrer; no importa la dificultad por la cual estemos atravesando, tengamos confianza de que cuando vayamos a Dios a llevar nuestras cargas, Él nos va a tender su mano.

Pastor Francisco Barrios

Hay personas a las que les cuesta hablar de sus problemas, debido a que han sido defraudados muchas veces, y por eso es necesaria la oración, porque orar es hablar con Dios, y quien más que Él para abrirle nuestro corazón; Dios es leal, fiel y no traiciona, pongamos nuestra fe en Él, contémosle nuestro dolor y angustia, y mientras lo hacemos, vamos a sentir sus manos acariciándonos, y quitándonos las pesadas cargas.

Isaías 43:2: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”.

Pastora Maribel Valbuena

Cuando vamos a Dios para contarle nuestros problemas, debemos hacerlo con toda sinceridad, porque Él está dispuesto a poner atención a las palabras que nosotros le expresamos, así como cuando un padre ve la agonía en los ojos de su hijo, y se levanta a defenderle. No debemos sentirnos mal al expresarle a Dios nuestra condición, si le conocemos, sabremos que Él no nos va a despreciar. Conocemos a Dios no solamente en los momentos de alegría cuando nos complace y tenemos todo lo que deseamos, lo conocemos profundamente cuando estamos en medio del problema.

Pastor Francisco Barrios

Salmo 34:4-10, 17-18: “Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores. Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias. El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él. Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien. Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu”.

Dios no hace acepción de personas, si vamos a Él, nos va a oír y no seremos avergonzados. David tenía temores y angustias, y Dios le quitó la carga que esas circunstancias le provocaban; no estamos solos en la adversidad, estamos rodeados de ángeles del cielo, somos un especial tesoro de Dios y Él cuida de nosotros.

Juan 14:18: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”.

Dios es el mejor consolador, así que pongamos sobre Él nuestra carga, porque Él nos va a ayudar. Muchas veces la situación adversa también viene a nosotros para despertar una oración ferviente, y es a través de ese fuego en la oración que grandes cosas empiezan a acontecer.