Project Description

Dios cumple lo que promete

Pastor Yobany Blanco,

domingo 11 de enero de 2024

 

“Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa. Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo” – Hebreos 6:11-19 (RV1960).

La garantía que tenemos de recibir todo lo que estamos esperando de Dios, es su firme voluntad de hacerlo realidad teniendo como esperanza y seguridad su propio poder, siendo Jesús la confianza en la que descansamos a diario mientras esperamos nuestros milagros.

El 2024 es un año en el que puedas conquistar la tierra prometida que por años has luchado y puede que no sea cualquier año en tu vida, y todo depende de la fe que tengas en Dios para saber discernir el tiempo en el que el Señor estará haciendo con su mano lo que prometió con su boca.

Mantengamos pues el ímpetu y la buena actitud mientras se espera el cumplimiento de la promesa de Dios, ya que en el mundo cualquier cosa puede desilusionarnos, pero quien espera paciente y confiadamente en lo que el Señor tiene preparado para Él no será decepcionado jamás, porque lo que Dios da no puede ser comparado con lo que el mundo te ofrece.

No dudes de lo que Dios dijo que haría, atrévete a creer cada una de sus promesas y camina con la convicción de que ya hay una fecha para el cumplimiento de ellas. Deja atrás el desierto por el que transitaste el año pasado y fija tu mirada en la nueva temporada a la que estás entrando, la fe requiere riesgos y determinación.

Seamos imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.

Aunque aun no veas lo que deseas, sigue adorando a Dios, continúa orando, sigue creyendo y el cielo se abrirá.

No te desconectes del lugar de tu llamado y obediencia, quien cumple la promesa no es el lugar ni las personas sino Dios en un plan perfecto y de acuerdo a la voluntad que ha trazado contigo. Si Dios te llamó a un lugar, Él lo hará.

Así estés en el desierto, Dios va a cumplir lo que Él dijo de ti, porque si conoces de Su bondad, aprendes a descansar en Él mientras esperas.

Las promesas de Dios son de Su tamaño, pues no hay nada más grande que Él mismo, por eso ten la certeza de que todo lo que has estado desarrollando y construyendo por años con Su ayuda va a terminar en bendición.

La eternidad de Dios garantiza el cumplimiento de Sus promesas en tu vida, y ninguna de ellas tiene fecha de vencimiento.

Grandes ejemplos tenemos en la Biblia para saber esperar el cumplimiento de las promesas de Dios, ya que puede que no sea lo más fácil, pero es lo más seguro partiendo de una buena actitud llena de fe y paz.

Ese tiempo de espera no te debilita, te fortalece.

Dios es experto en cumplir sus promesas en tiempos desfavorecidos, pues ni el tiempo ni las cosas naturales pueden cancelarlo o hacerlo envejecer; lo que suceda dentro de tu tiempo natural no es tu enemigo sino un factor que te brinda la oportunidad de ver la gloria del Señor en el momento más difícil de tu vida haciendo que tu fe sea probada y pulida por fuego.

El milagro más grande no es que alcances el resultado de la promesa, sino en quién Dios te convierte al ser un creyente que vence las pruebas del tiempo y las adversidades, y forja un carácter de madurez en la vida.

Parte del trabajo que comprende el cumplimiento de las promesas de Dios en tu vida es el procesamiento de tu carácter y la construcción de una nueva persona que sea de testimonio para otros sobre el poder del Señor.

Dios hará de ti una nueva persona para Su gloria, y todos verán a través de ti lo que dios puede hacer por amor a Su creación, y ya no serás los errores del pasado sino quien ha dicho Dios que eres.

Como creyente y como hijo de Dios, debes comenzar a mirarte como Dios lo hace, pues Él te ve con la identidad que puede albergar la promesa cumplida, de forma que para el Señor eres sano, prospero, ungido, victorioso, sabio, libre y santo.

Dios no mira en ti la debilidad, sino la identidad de la promesa que Él va a cumplir en ti y de la cual levantará a muchos otros a través de ti.

La promesa de lo que Dios dijo que haría en Venezuela es para todos y está depositada en cada boca y corazón que se atreve a creer en lo que puede hacer.

Jamás Dios cambiará de opinión cuando hace una promesa a Su pueblo, porque Él es el mismo por los siglos de los siglos.

“Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” – Números 23:19 (RV1960).

Las promesas de Dios no solo abarcan una nueva identidad, posesiones y demás, sino también Su protección divina.

“Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” – Génesis 12:3 (RV1960).

Una vez que Dios te ha hablado y se ha comprometido a bendecirte, Él te va a proteger de toda lengua que se levante en tu contra, Él hará juicio contra de aquellos que osen maldecir a quien Dios bendijo.

La bendición que Dios te ha dado, nadie más puede revocarla, no hay nada más grande que nuestro Señor; que siempre prevalezca en ti una palabra de parte del cielo que una palabra de maldición para tu pueblo.

“Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria” – Isaías 60:2 (RV1960).

No le des importancia a lo malo ni hagas de ello un evento importante cuando las promesas que Dios ha hecho a tu favor son más grandes que el caos que existe.

Comienza a llevarle a Dios aquellas peticiones que creías muertas y verás como su poder las va a resucitar de manera sobrenatural y automáticamente lo que el Padre te prometió, te va a dar estabilidad.

Aun cuando quieras renunciar, el Espíritu Santo estará mostrándote que no hay nada mejor que lo que Dios ya ha hecho para ti.

“Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros” – Hebreos 6:18 (RV1960).

No seamos de aquellos que bendecimos el milagro, pero con las palabras retrasamos su cumplimiento porque repetimos las mentiras que el enemigo nos hace creer, no te dejes manipular cuando conoces la verdad por parte de Dios.

“Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios” – 2 Corintios 1:20 (RV1960).

En la palabra de Dios está la certeza y la seguridad de que, si Él lo prometió, Él lo cumplirá, sea lo que hayas pedido, el Señor es bueno y te lo dará, sin importar que otros no piensen igual.

¿Para que aceptar una negativa cuando tienes a un Dios lleno de esperanza que quiere y te da lo mejor?

“toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” – Santiago 1:17 (RV1960).

Dios proveerá en sus promesas hacia ti no solamente cosas materiales sino también dones para que puedas desarrollar el llamado que Él te dio, actívalos por medio de una fe práctica.

“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” – Génesis 12:2 (RV1960).

Cuando te atreves a creer en las promesas de Dios, no hay nada que te pueda impedir recibirlas y también compartirlas con todos los que crean en Jesús.

Mi herencia es grande, porque yo heredaré de lo que Dios tiene, y no es algo común, es la herencia del Rey de reyes y Señor de señores.

A quien Dios le da una promesa le cambia, le transforma, le coloca en lugares que antes no estaba y le honra porque esa persona le honró primero compartiendo con otros lo que el Señor le dio.

Algo mucho más increíble es que lo que Dios hará contigo es una acción ilimitada, activando un potencial que el Señor hará crecer.

“plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido” – Romanos 4:21 (RV1960).

Entender lo que comprende la promesa de Dios en tu vida te hace madurar y cambiar tu mentalidad para recibir y también dar.

Dios es poderoso para hacer todo lo que ha prometido, recupera la identidad del mensaje que Dios te ha dado porque el Señor va a cumplir la palabra profética que te ha dado.